Además, tengo una comunidad  online de seguidores que sigue creciendo cada día. Son más de 100,000 personas las que se han unido en redes sociales como Instagram, Facebook y canales especializados en español y hebreo. Es un espacio vivo, lleno de preguntas, experiencias y testimonios.

Todos los días recibo decenas de mensajes: personas compartiendo sus desafíos, buscando orientación o simplemente agradeciendo un cambio que lograron a partir de algo que aprendieron conmigo. Me tomo el tiempo de escuchar y responder, porque sé lo importante que es sentir que alguien está ahí para ti, que tu voz importa y que hay una solución posible.

Esta interacción constante no solo me permite estar cerca de quienes más lo necesitan, sino que también me enseña y me inspira. Cada historia que escucho refuerza mi compromiso de seguir ayudando, de seguir creando herramientas y métodos que puedan marcar la diferencia.